martes, 10 de julio de 2012

Presencia lésbica en la historia

Columna bizarra

Rosario Aquim Chávez

Activista, miembro del grupo de

reflexión teórica Safo Queer.



“Cuando se habla de las mujeres lesbianas, la moral, la religión, la ley, el Estado y todos los inventos perversos de la sociedad moderna patriarcal, heterocentrada y homofóbica lanzan su grito al infierno. El lesbianismo ha sido siempre menos entendido que la homosexualidad masculina, quizá porque es la manifestación de placer que atenta de manera directa contra la reproducción de la vida, impuesta por el naturalismo biologista a todas las mujeres sin distinción de raza, cultura o género. Empero, este es un grito en el desierto, ya que ninguna civilización ni cultura puede negar la presencia en su interior de la subjetividad lésbica, cuyas huellas en la historia de la humanidad datan de cuatro milenios antes de Cristo.

Existen fuentes babilónicas escritas en sumerio que dan fe de la existencia del amor "de una mujer a otra mujer"' como algo habitual, no sujeto a sanción. Por otro lado, hay evidencia de que ciertas divinidades de las culturas eran parte del imaginario lésbico. Tal el caso de Inanna-Ishtar, una figura femenina sin vínculos conyugales. Por su parte, las lesbianas en China crearon una caligrafía secreta de dos mil caracteres, llamadas nushu, incomprensible para los hombres, a través de las cuales en prosa y en verso conservaron sus memorias. Hace 3.000 años, algunos de estos caracteres aparecieron en la dinastía Shang. Hoy se denomina "lenguaje de las brujas" a este arte practicado todavía por algunas ancianas.

La subjetividad lésbica ha sido considerada pecado por la religión, delito por la ley y patología o contra natura por la medicina. En el caso del psicoanálisis ha dado lugar al desarrollo de una ampulosa teoría sobre "el complejo del pene", encabezada por Freud. El amor entre mujeres ha sido negado por la heterosexualidad obligatoria, con el fin de impedir una forma de autonomía erótica, existencia! y de alianza entre ellas. De esta manera, se ha condenado a las lesbianas a vivir una doble condición de opresión: en relación a su sexualidad lésbica y en cuanto a su ser de mujeres. Las lesbianas son despreciadas incluso por las propias organizaciones de mujeres que dicen luchar por los derechos de otras mujeres. Esta condición de opresión aparece con mayor fuerza con el cristianismo. Es San Pablo el primero en condenar a las mujeres "que han cambiado el uso natural por el uso contra natura". A finales del siglo XVIII, se impone con total brutalidad la represión heterosexual. Sin embargo, esta imposición no siempre funcionó como represión. En el siglo V y IV a.C. las mujeres lesbianas como Safo, gozaban de relativa independencia. Aunque el matrimonio era obligatorio, la heterosexualidad no gozaba del mismo rango.

Según estudios realizados por las teóricas feministas, las mujeres egipcias, en el periodo clásico, tenían mayor libertad que las mujeres griegas. Incluso las mujeres de Alejandría lograron que se reconozca en el contrato matrimonial su propio nombre y su propia voluntad. A lo largo de la Historia, la alternativa lésbica siempre ha sabido abrir grietas en los intersticios de la sociedad patriarcal, perforando sus más grotescos blindajes homofóbicos”.

(Tomado de La Razón, Intimidades 18/6/12)

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