Columna
bizarra
Rosario
Aquim Chávez
Activista,
miembro del grupo de
reflexión
teórica Safo Queer.
“Cuando
se habla de las mujeres lesbianas, la moral, la religión, la ley, el Estado y
todos los inventos perversos de la sociedad moderna patriarcal, heterocentrada
y homofóbica lanzan su grito al infierno. El lesbianismo ha sido siempre menos
entendido que la homosexualidad masculina, quizá porque es la manifestación de
placer que atenta de manera directa contra la reproducción de la vida, impuesta
por el naturalismo biologista a todas las mujeres sin distinción de raza,
cultura o género. Empero, este es un grito en el desierto, ya que ninguna
civilización ni cultura puede negar la presencia en su interior de la
subjetividad lésbica, cuyas huellas en la historia de la humanidad datan de
cuatro milenios antes de Cristo.
Existen
fuentes babilónicas escritas en sumerio que dan fe de la existencia del amor
"de una mujer a otra mujer"' como algo habitual, no sujeto a sanción.
Por otro lado, hay evidencia de que ciertas divinidades de las culturas eran
parte del imaginario lésbico. Tal el caso de Inanna-Ishtar, una figura femenina
sin vínculos conyugales. Por su parte, las lesbianas en China crearon una
caligrafía secreta de dos mil caracteres, llamadas nushu, incomprensible para
los hombres, a través de las cuales en prosa y en verso conservaron sus
memorias. Hace 3.000 años, algunos de estos caracteres aparecieron en la
dinastía Shang. Hoy se denomina "lenguaje de las brujas" a este arte
practicado todavía por algunas ancianas.
La
subjetividad lésbica ha sido considerada pecado por la religión, delito por la
ley y patología o contra natura por la medicina. En el caso del psicoanálisis
ha dado lugar al desarrollo de una ampulosa teoría sobre "el complejo del
pene", encabezada por Freud. El amor entre mujeres ha sido negado por la
heterosexualidad obligatoria, con el fin de impedir una forma de autonomía
erótica, existencia! y de alianza entre ellas. De esta manera, se ha condenado
a las lesbianas a vivir una doble condición de opresión: en relación a su
sexualidad lésbica y en cuanto a su ser de mujeres. Las lesbianas son
despreciadas incluso por las propias organizaciones de mujeres que dicen luchar
por los derechos de otras mujeres. Esta condición de opresión aparece con mayor
fuerza con el cristianismo. Es San Pablo el primero en condenar a las mujeres
"que han cambiado el uso natural por el uso contra natura". A finales
del siglo XVIII, se impone con total brutalidad la represión heterosexual. Sin
embargo, esta imposición no siempre funcionó como represión. En el siglo V y IV
a.C. las mujeres lesbianas como Safo, gozaban de relativa independencia. Aunque
el matrimonio era obligatorio, la heterosexualidad no gozaba del mismo rango.
Según
estudios realizados por las teóricas feministas, las mujeres egipcias, en el
periodo clásico, tenían mayor libertad que las mujeres griegas. Incluso las
mujeres de Alejandría lograron que se reconozca en el contrato matrimonial su
propio nombre y su propia voluntad. A lo largo de la Historia, la alternativa
lésbica siempre ha sabido abrir grietas en los intersticios de la sociedad
patriarcal, perforando sus más grotescos blindajes homofóbicos”.
(Tomado
de La Razón, Intimidades 18/6/12)
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