Debo
confesar que cuando conocí a MaÁngeles Duran, una gran sensación de tranquilidad se anidó en mi pecho. Sentí por fin que la ciencia había recuperado la sensatez de lo humano. "Nos
han expropiado el tiempo", dijo, refiriéndose
a la sobrecarga de obligaciones que nos envuelven en
la sensación cotidiana de la falta de horas al
día. Asentí la cabeza con fuerza entre la gente
que formábamos su clase de estudios sociopolíticos sobre el valor del tiempo y
aunque su investigación se basaba en datos de España, es taba de acuerdo. Pensé incluso que las estadísticas
se incrementarían agresivamente en Bolivia; las
mujeres de hoy vivimos sobrecargadas de obligaciones.
Basta con ver a mi madre; luego de trabajar, hacer
el mercado, sus actividades extras (y ahora que sus tres hijas y su hijo
ya no vivimos con ella), no tiene que preocuparse más por cuatro bocas que alimentar, sino que ahora debe
preocuparse por 15, y debe partir su corto tiempo de disfrute para
cuidar a sus nietos y además dejar
su casa impecable todos los días.
Del 45% de la población que experimenta
esta ausencia de horas al día, las mujeres somos las más afectadas. Las
investigaciones de Duran demuestran que las
mujeres dedican 60 horas a la semana al cuidado
de los hijos e hijas, más una media de dos horas diarias en limpieza, además de sus "trabajos formales".
Por otra parte, explican que la mala distribución del tiempo se centra en dos
grandes ejes. Uno en elque debemos estar
alertas: el eje diario; y otro que no observamos normalmente: el eje
biográfico. En cuanto al tiempo, se acorta en uno mientras en el otro se alarga. Sin embargo, nos cuesta
dosificar las actividades a largo plazo,
consecuencia de muchas variables, las costumbres, los valores, las culturas, los supuestos derechos y obligaciones.
Por año, una persona promedio vende
en el mercado de trabajo remunerado más de
1.500 horas, de las 8.760 de las que dispone. Y las otras
horas, ¿dónde están? El desinterés
de los economistas en las actividades no remuneradas debería
estar caduco. En el libro de investigación El valor del tiempo, ¿cuántas
horas le faltan a tu día? Duran esquematiza que el tiempo hace mucho ha dejado de ser sólo dinero, el tiempo es
poder, el tiempo es placer, entre otras
muchas valoraciones que pesan más a la hora de vivir. MaÁngeles Duran plantea cambios
sociológicos estructurales. ¿Qué le parecería a Ud. poder prestarse tiempo de
su jubilación por ejemplo para inyectarle horas a sus días actuales? Esto es
posible, claro que necesitamos una redistribución de tiempo. La socióloga
precisa que en 1900 la esperanza de vida era de 35 años; ahora, la esperanza es
de 80 años, lo que significa que tenemos una
media de 50 años más. Sin embargo, vivimos
agobiados por la falta de tiempo. Necesitamos redefinir el portal temporal, el propósito es vivir mejor, vivir bien.
Mejor dicho, es vivir y dejar de sobrevivir luchando contra el tiempo.
(Tomado de: Intimidades, La Razón 21/5/12
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