miércoles, 18 de julio de 2012

Placer con dignidad - Expropiadas del tiempo


Valeria Vilaseca
Debo confesar que cuando conocí a MaÁngeles Duran, una gran sensación de tranquilidad se anidó en mi pecho. Sentí  por fin que la ciencia había recuperado la sensatez de lo humano. "Nos han expropiado el tiempo", dijo, refiriéndose a la sobrecarga de obligaciones que nos envuelven en la sensación coti­diana de la falta de horas al día. Asentí la cabeza con fuerza entre la gente que formábamos su clase de estudios sociopolíticos sobre el valor del tiempo y aunque su investigación se basaba en datos de España, es­ taba de acuerdo. Pensé incluso que las estadísticas se incrementarían agresivamente en Bolivia; las mujeres de hoy vivimos sobrecargadas de obligaciones. Basta con ver a mi madre; luego de trabajar, hacer el mercado, sus actividades extras (y ahora que sus tres hijas y su hijo ya no vivimos con ella), no tiene que preocuparse más por cuatro bocas que alimentar, sino que ahora debe preocuparse por 15, y debe partir su corto tiempo de disfrute para cuidar a sus nietos y además dejar su casa impecable todos los días.

Del 45% de la población que experimenta esta ausencia de horas al día, las mujeres somos las más afectadas. Las investigaciones de Duran demuestran que las mujeres dedican 60 horas a la semana al cuidado de los hijos e hijas, más una media de dos horas diarias en lim­pieza, además de sus "trabajos formales". Por otra parte, explican que la mala distribución del tiempo se centra en dos grandes ejes. Uno en elque debemos estar alertas: el eje diario; y otro que no observamos normal­mente: el eje biográfico. En cuanto al tiempo, se acorta en uno mientras en el otro se alarga. Sin embargo, nos cuesta dosificar las actividades a lar­go plazo, consecuencia de muchas variables, las costumbres, los valores, las culturas, los supuestos derechos y obligaciones.

Por año, una persona promedio vende en el mercado de trabajo re­munerado más de 1.500 horas, de las 8.760 de las que dispone. Y las otras horas, ¿dónde están? El desinterés de los economistas en las actividades no remuneradas debería estar caduco. En el libro de investigación El valor del tiempo, ¿cuántas horas le faltan a tu día? Duran esquematiza que el tiempo hace mucho ha dejado de ser sólo dinero, el tiempo es poder, el tiempo es pla­cer, entre otras muchas valoraciones que pesan más a la hora de vivir. MaÁngeles Duran plantea cambios sociológicos estructurales. ¿Qué le parecería a Ud. poder prestarse tiempo de su jubilación por ejemplo para inyectarle horas a sus días actuales? Esto es posible, claro que necesita­mos una redistribución de tiempo. La socióloga precisa que en 1900 la esperanza de vida era de 35 años; ahora, la esperanza es de 80 años, lo que significa que tenemos una media de 50 años más. Sin embargo, vivi­mos agobiados por la falta de tiempo. Necesitamos redefinir el portal temporal, el propósito es vivir mejor, vivir bien. Mejor dicho, es vivir y dejar de sobrevivir luchando contra el tiempo.
(Tomado de: Intimidades, La Razón 21/5/12

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