viernes, 22 de marzo de 2013

Autopsia al mártir Luis Espinal

 
Los restos del sacerdote jesuita y periodista Luis Espinal (22 de marzo de 1980)


Lo conocido: fue secuestrado por paramilitares, conducido al matadero, colgado como animal, torturado y fusilado. Luís Espinal C. fue plagiado el 21 y muerto el 22 de marzo de 1980 por paramilitares enviados por Luís Arce Gómez. Ironías de Luises tan diferentes, el uno santo y revolucionario y el otro simplemente criminal, como su socio Luis García Meza.

Este asesinato fue el preludio del golpe de estado en Bolivia–en julio de 1980- organizado por bandas de narcotraficantes, como Roberto Suárez Gómez –primo de Luis Arce Gómez-, paramilitares entrenados por mercenarios alemanes como Klaus Altman B., el “carnicero de Lyon”, el jefe de ADN Hugo Banzer S., y activos militantes del viejo MNR y la fascista FSB, y los comandantes de las Fuerzas Armadas, lideradas por Luis García Meza, que contó con el asesoramiento de militares golpistas de Argentina.

La autopsia – crucifixión
Reconstruido el hecho criminal, sobre la base de la autopsia practicada por los médicos forenses Félix Romano y Rolando Costa Ardúz, el periodista habría muerto así:

“Herida profunda sobre la ceja derecha”. Uno de los paramilitares tuvo que haberlo golpeado con la culata del arma para reducirlo. Y, otro lo dejó “ambos labios fuertemente golpeados”, probablemente para que no pidiera auxilio.

En el matadero de Achachicala, fue atado de manos y colgado hasta provocarle “equimosis multiformes a nivel de ambas muñecas, preferentemente del lado derecho”. Y, enseguida golpe tras golpe, hasta dejarlo con “mancha roja que cubre todo el pecho” y “la fractura del hueso esternal”.

Uno de los paramilitares –furioso de no obtener nada de su víctima- tomó su automática, con “balas blindadas” de 9mm, y apretó el gatillo. La ráfaga de 18 proyectiles destruyó el “tórax y el perineo, pulmón derecho, costilla, intestino, estómago, riñón derecho, pie derecho, columna y glúteo izquierdo”.

Causa de la muerte: “Hemorragia aguda por múltiples lesiones esquelético – viscerales provocadas por paso de proyectil de armas de fuego” y “traumas  provocadas en vida”.

Han transcurrido 33 años del martirio de Luis Espinal y ninguno de los “luises” criminales, ni sus verdugos paramilitares, han pagado por este sacrilegio. En cambio, el pueblo movilizado, dio su propio veredicto: “Arce-sino”, “Arce-sino”, “Arce-sino”.
          Nicolás Fernández Motiño

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